martes, 22 de noviembre de 2011

LA LLAMA VACILANTE DE LA LIBERTAD

¿Quién mató a Juliano Mer-Kamis? Son pasados siete meses y medio del asesinato de ese actor araboisraeli, director de teatro en Ienina, el misterio sigue entero.

Carta de Oriente Próximo

Hay dos tipos de “mártires” en Ienina. Los primeros tienen la mirada bravucona de adolescentes sin norte, pronto sacrificados en la lucha armada. En los cartelitos azulados pegados en los muros del campamento de refugiados, exhiben fusiles kalachnikov y llevan la frente ceñida por cintas que invocan el nombre de Alá, como si Dios bendijera los atentados suicidas… El combate de Juliano Mers-Khamis nada tenía que ver con el suyo: él estaba por la libertad.
            Su vida ha sido segada el 4 de abril, a unos metros de la entrada del Teatro de la Libertad, del que era director general. Cuatro balas en el cuerpo, el coche que va a dar en un muro, el asesino huyendo por esa callejuela, a la izquierda, que se pierde en la ley del silencio del campamento de Ienina. El silencio… siete meses y medio luego, el asesinato de ese actor araboisraelí, que había logrado yuxtaponer un símbolo de libertad y de cultura a la fama de una ciudad conocida como crisol del extremismo palestino, el mistero ha permancido entero.
           Esa muerte brutal ha sido un choque, en Ienina y más allá. El Teatro de la Libertad, con su escuela de arte dramático, sus espectáculos, sus cursos de cine y de fotografía continua, pero sus actividades han sido mermadas en un 80%. Y es probable que no puedan recuperarse completamente hasta que haya sido contestada la pregunta no menos angustiosa con el paso del tiempo: ¿quién ha matado a Juliano Mer-Khamis?
            Jonathan Stanczak, ese sueco de 34 años _cuya madre es judía al igual que la de Juliano_ director administrativo del Teatro de la Libertad asegura ignorarlo: “No sabemos quién, tampoco por qué. Juliano molestaba a mucha gente, desafiaba la estructura de los poderes, denunciaba el lugar de las mujeres en la sociedad, el trabajo de los niños, la ocupación israelí. Hay muchas razones para pensar que se había vuelto un problema tanto para el Fatah (partido dominante de la Autoridad Palestina), el Hamas y los Israelies” resume prudentemente.
            “Juliano hablaba de cultura, de expresión artística, decía que el Teatro de la Libertad era parte de una intifada no violenta, que se trataba de una lucha conjunta de los Judíos y Palestinos en contra de la opresión y la injusticia” añade. ¿Quién mató a Juliano Mers-Khamis? Cuatro investigaciones habrían sido emprendidas: por la policía y por el ejército israelies, por el Shin Beth (inteligencia interior israeli), y por la seguridad palestina. Sin llevar a conclusión alguna.
            Zakariya Zubeïdi, él, tiene certezas: “Es el Shin Beth o el Mossad (inteligencia exterior), probablemente con la complicidad de Palestinos. Porque de ser palestinos los autores, yo lo sabría” asegura. Zakariya Zubeïda habla por experiencia: antiguo jefe de las Brigadas de los mártires de Al-Aqsa, rama armada del Fatah, durante la secunda Intifada (2000-2005), ha desempeñado un papel de primer plano a lo largo de aquella página sangrienta de la lucha palestina.
Su pasado de militante es más complejo de lo que parece. En 2006, con Juliano y Jonathan, ha participado a la creación del Teatro de la Libertad y, sobre todo, lo ha protegido. El Teatro de la Libertad continuaba el Stone Theatre fundado por Arna, la madre de Juliano Mer-Khamis,  destrozado cuando la invasión del campamento de Ienina por el ejército israeli, en abril 2002, y cuya aventura teatral con los chavales de Ienina esta poderosamente contada en la película Los Hijos de Arna.
Llevaba mi acción militar y artística en paralelo” explica Zakariya Zubeïdi. ¿Es hoy “pacificado”? Los palestinos apoyan a Mahmud Abbas, pero la lucha armada, insista quien ha encabezado largo tiempo la lista israeli de los hombres a eliminar, permance una alternativa. “Abbas sabe que no obtendrá nada negociando con los Israelies, pero debemos aportar la prueba que esto ha fracasado. Tal vez entonces el mundo entenderá que la resistencia armada de los Palestinos es la única solución, que es legítima, como ha sido el caso en Lybia” insiste.
Pero volvamo al teatro. Zakariya Zubeïdi reconoce que “todos los extremistas y fundamentalistas estaban en contra de Juliano”. Tal vez Um Mohammad, esa mujer de negro que cuida la intendencia de la docena de empleados del Teatro de la Libertad tenga algunas ideas acerca del asesinato de quien se ha vuelto para sus fieles un ícono de la libertad. Al principio, ella también había prohibido a su hija asistir a los cursos de arte dramático.
Es consecuencia de nuestra cultura oriental, explica, los chicos y las chicas no trabajan juntos. Mucha gente estaba en contra del teatro porque eran hostiles a esa mixidad”. Hoy todavía, la experiencia lanzada por Juliano Mer-Khamis no hace la unanimidad entre los 18000 habitantes del campamento de Ienina. La explicación del decalage con las tradiciones de una “sociedad oriental” disimula mal un rechazo a todo diálogo entre Judíos y Palestinos.
Jonathan Stanczak y Zakariya Zubeïdi saben que los asesinos de Juliano han querido hacer vacilar la llama de la libertad en Ienina. El primero reconoce que su muerte no elucidada deja planear una amenaza, tanto sobre su obra como sobre sus amigos: “Mientras no sepamos, seguimos en  zona de riesgo: muchos de nosotros se preguntan quién será el siguiente”. En los muros del campamento de Ienina, se pueden ver carteles de Alicia en el pais de las maravillas, un espectáculo del Teatro de la Libertad. Están desgarradas: tal vez un elemento de respuesta a la pregunta de saber quién mató a Juliano Mer-Khamis.

Laurent Zecchini
Le Monde, dimanche 20-lundi 21 novembre 2011-11-21

 La traducción es mía.

domingo, 20 de noviembre de 2011

Domingo 20 de noviembre.

Por supuesto, hay y conozco a un buen número de gente que aquí está practicando el teatro como arte. Pero tenemos tan poca visibilidad, es cansino a veces. Últimamente, compro casi a diario Le Monde y eso porque un día de septiembre, al pasar al lado de un quiosco, ví en primera página una noticia… teatral. ¡caramba! Pensé. Es el único diario entre los que conozco que no son todos pero sí algunos que estima que una noticia teatral, una crítica de teatro, pueda tener rango de noticia de portada. Sin duda, ese periódico también es el único que conozco que dedica con regularidad páginas enteras a espectáculos teatrales con críticas bien hechas, esto es, bien escritas, por gente que ama el teatro, que gusta de él y que sabe lo que es. En la prensa española, sólo he leido críticas taurinas que tengan esa calidad. Pero ellas también hoy han desaparecido.
Da igual. Es más: prefiero estar colocada en la misma canasta de la poca visibilidad que comparto con todo lo que me interesa de verdad en este mundo, que son muchas cosas. Es buena compañía que no lo que hay en la prensa y en las radios sin hablar de la tele. Anoche soné que estaba comiendo con mis amigas en un restaurante gallego. Había una mesa con mucha gente celebrando la victoria del PP. Y pensaba: qué curioso, esa gente que no se da cuenta que está muerta. Era un sueño muy realista, tanto que en el mismo sueño yo me preguntaba si estaba soñando o si estaba despierta.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Martes, 14 de noviembre 2011-11-16

Bonjour

Anoche, concluí el diseño de mi nueva aventura teatral. Que no es sino la conclusión, la continuación y conclusión, de aquella que emprendí _emprendimos_ hace ahora tres años, el montaje de LA CELESTINA entera. Después de la brusca interrupción de aquella CELESTINA quedé algo tocada. Por suerte, eso pasó en el mes de junio y yo siempre pienso que cuando hace calor puedo con las cosas. El calor me arropa, me da alegría, vitalidad, seguridad. Mientras que el frio me deprime, me encoge, me deja inánime. Con calor y todo, fue un palo. ¿Era de verdad posible que tanto trabajo, tanto entusiasmo, tanta vida en una palabra se quedara truncada? Una vez más, gracias y muchas por todos vosotros que me brindaron apoyo, afecto, calor. Sí, calor. Al recordar esa época, eso es lo que en primer lugar me viene a la mente. Vosotros. Y esa tarde en que volví al C’est la vie. Me quedé sentada en una butaca, dos horas, absolutamente incapaz de salvar el metro escaso que me separaba del dispositivo escénico, mirando y remirando, callada. Entendí entonces que antes de pensar en cualquier cosa, había que cerrar esa etapa y que ese cierre pasaba por el del C’est la vie. Había que colocar la clé sous le paillasson, la llave bajo el felpudo, alejarse, tomar distancia, dejar al tiempo que hiciera su trabajo, el tiempo del duelo. Pasó el verano. Julio y agosto me gustan mucho en Madrid, me gusta el calor ya lo saben, me gusta la ciudad que se vuelve más tranquila, que brinda alegría. Más aún este año con el 15M que, para mí, le cambió el rostro a esta ciudad. Me dediqué a pasear, leer, ir a la filmoteca, estudiar chino, escuchar música, cantar y … estar con mis amigas (femenino genérico, incluye a los varones). Septiembre, lo pasé en una islita del mediterraneo, en una casa en medio del monte y al lado del agua más transparente que haya visto jamás. Creo que nada me gusta, me sienta como nadar. Nadar y nadar y nadar. El cuerpo en el agua y la mirada hacia el alto cielo donde pasan las gaviotas y donde asoma la luna con el baño de la tarde. Y de regreso, volví al C’est la vie. A ver qué pasaba. Y ahí me tienen. Haciendo caso de la sugerencia de mi amigo Juan Angel Úbeda, me puse a retrabajar ese texto “incorporando la pérdida” en sus palabras. Ahora que ya ha pasado un mes y medio, tengo hecho el diseño de un one-woman-show con el texto de, ya no LA Celestina sino de Celestina, a secas. Ha sido una experiencia muy placentera. Retomar ese texto conservando exclusivamente lo que me gusta mucho, dejando a un lado toda “representación”, toda “escena”.

Miércoles 15 de noviembre.

Anoche, fui a la filmo para ver un documental sobre el festival de Nancy 1980. Poquísima gente en la sala y aún alguna se levantó y salió antes que terminara la peli. Puffff pensé, parece el C’est la vie, el teatro decididamente no mueve masas. Esta tarde, conversando con una amiga, caí en la cuenta de cómo habían cambiado las cosas en los 20 años que llevo viviendo aquí. El teatro privado, comedias comerciales, musicales, flamenco hasta en la sopa ha crecido y multiplicado. El otro teatro o el teatro otro, viene traido por compañias inglesas, italianas, alemanes, francesas, polacas, japonesas, chinas y perdón por las que dejo en el tintero y sólo se programa en el marco de festivales. La peli: en realidad muy poco teatro y mal filmado; en cambio mucha presencia del padre fundador de la danza butoh, Kazuo Ono y alguna de Pina Bausch. Es curioso lo que pasa con ella. Hace poco he visto la peli de Wim Wenders y… me quedé con ganas de ver a Pina Bausch, ver cómo trabajaba, cómo fue afinando su estilo, montando su grupo, desarrollándose como coreógrafa. Y anoche, pasó algo parecido: mucho amor y respecto proclamado y declarado hacia ella pero… nada que decir. Como si fuera muy difícil hablar realmente de ella, de su arte. ¿Será porque el espectáculo en vivo no es un mero espectáculo, algo que se pueda objetivar, que permita colocarse como sujeto espectador frente a un objeto observado, sino que es una vivencia, un vivir conjuntamente tu y yo un momento? No un recorrido con su historia construida desde su inicio hacia su desenlace sino un momento inmóvil, sin historia precisamente, esto es sin narración, sino un bloque de palabras, sensaciones, sentimientos, emociones, pensamientos?