martes, 7 de abril de 2020

Encierro en Quito 14

Día soleado. Esta mañana, un saltito a la tienda de la esquina para comprar mermelada (para mí) y chocolate (para Andrés).
Planchar la ropa lavada ayer. Bañarme, pues ahora no me baño antes de salir a la calle sino al regreso. Otro cambio covid 19. Este no me entusiasma pero es lo que hay.
Andrés prepara el almuerzo. Me pongo a leer ANA KARENINA. Me gustan todas las llamadas digresiones, sobre los cambios en cómo proceder para casar a sus hijas, los trabajos en el campo, las intrigas políticas del sr Karenin, también me gusta intentar entender lo que se puede hablar y lo que no, como se dice a media palabra lo que no se puede hablar, lo que es vergonzoso y lo que no, en aquella sociedad cuyas reglas de comportamiento son tan diferentes de lo que conozco.

Y ahora, continuo con mis deberes.

El aire y el agua, parece obvio. Y claro.

Hoy, toca comer. ¿Qué necesito comer para vivir? Yo diría que fundamentalmente verduras, legumbres, cereales y leche bajo todas sus formas: queso, yaourt, cuajada, quesillo … la carne roja me tiene sin cuidado. Para golosina, lo que sale del mar: algas, pescado, mariscos. Y lo que sale del cerdo: salchichón, fuet, jamón, chorizo, morcilla, lomo y algunas cositas más. La carne roja en forma de cecina, le confit … pero todo esto por gula. No lo necesito para vivir. Mientras que lo primero (verduras etc.) sí.
Pero, pensándolo, ¿no es el placer también una necesidad ?

La energía: sí que me gusta poder encender lámparas cuando se va la luz solar. Sí que me gusta internet, whatsapp. Para comunicar con mis amigas/os en la distancia. Para escuchar música. No sé si lo necesito para vivir. Echo de menos cuando la gente se reune para jugar, para cantar, para bailar. Se supone que no lo necesito para vivir ya que esto ya casi no se hace. Sustituido precisamente por los juegos de ordenador y las comunicaciones virtuales. Creo que se necesita para vivir jugar, intercambiar, hacer cosas juntos y que, con más o menos aparatos, siempre la humanidad encontrará la manera de hacerlo.

Lo que sí quiero que desaparezca son: los centros comerciales y su uso desenfrenado de energía para iluminar, calefaccionar, refrigerar. Igual los grandes almacenes. Son lugares que, desde que les he conocido, siempre me han expulsado. Leí hace poco como Zola cuenta la invención de esos grandes almacenes en AU BONHEUR DES DAMES. Deliciosa novela. Pero, no me hace soñar. Para nada.
Luego, está lo invasivo de los altavoces que saturan el ambiente con sus músicas a cual más estridente, las músicas dichas “de ambiente”, fondos sonoros molestos que aturden.
Y la cantidad de agresiones sonoras, privadas y públicas. Motores, detesto los electrodomésticos por el ruido, sin embargo los uso, lo menos posible eso sí, pero aún así, sí los uso. No me queda claro que los NECESITE.
Igual, detesto los grandes anuncios luminosos, ese derroche de vulgaridad, colores chillones. Eso también está super bien filmado en TAXI DRIVER. Recuerdo haber volado una vez de noche a lo largo de la costa este de USA y haber quedado horrorizada por ese sin fin de iluminación durante 2 horas de vuelo por lo menos.

Hoy, primer día en que las noticias de España no son tan malas. No hablo sólo de la prensa sino de lo que vosotros estais contando.
Estamos contemplando la posibilidad de volver a Madrid a finales de este mes. Todavía hay tiempo, pero es el primer día en que lo hemos conversado como posibilidad.
No sé muy bien qué pensar. En este tiempo que no pasa, que parece inmóvil, detenido, que parece haber escapado totalmente a la manera que tuvimos ANTES, casi en otra vida, de conceptualizarlo, un movimiento de esta envergadura me parece irreal.

Volviendo a Latour. Sí, es más que evidente que ningún estamento es capaz de decir honestamente que el tiempo del crecimiento continuo se está acabando. Es curioso incluso que, con casi la totalidad de la economía paralizada, con más de la mitad de la población confinada, están haciendo como que no es sino un mal momento que hay que pasar y que cuando salgamos de esta todo volverá a ser igual. A sabiendas sin saberlo sabiendolo que NO.
Y sí, me parece estimulante ponernos a intentar esclarecernos, nuestros anhelos, rechazos, miedos, esperanzas, de manera concreta, la más honesta posible.

Pequeña interrupción: son las 6h30 de la tarde, un atardecer de cielo apagándose con grandes nubes tirando a grises. Un cielo atormentado como uno de Galicia. Salimos al balcón. Impresionante, y hermosa, la transparencia del aire, se divisa todo el sur de Quito que ya no se veía, ahogado en contaminación. Lo mismo la linea de cresta de la loma de enfrente y, más allá, de la cordillera oriental. Todo eso había desaparecido en la negrura de la contaminación. Y eso, lo tengo muy claro, no quiero que vuelva a pasar. NO.

lunes, 6 de abril de 2020

Encierro en Quito 13

Viernes, 3 de abril

Hoy, día de sol y viento. Esta mañana, fuimos andando al super con Lucía. Caminata que nos ha sentado estupendamente. Hemos conversado, nos hemos reido, ensanchando la distancia entre ambas cada vez que nos topamos con un coche de policía … es curioso cómo cambian los comportamientos. Hasta ahora, yo me cuidaba de la policía cuando estaba al volante; ahora, cuando voy caminando … este llamado confinamiento está evidenciando cuanto la autoridad, el autoritarismo va cobrando peso en nuestras vidas.

Domingo, 5 de abril

Noche. Parece que los días pasan volando en este encierro.
Ayer, nueva salida. Una buena caminata hasta donde Coca. Ella vive arriba de la loma de enfrente. Todo el camino va de subida. Una mañana soleada, en Quito el sol es muy fuerte, ya lo saben, alcanza al cenit cada día y ¡oh sorpresa! En ningún momento sentí que me faltaba el aire, cosa que, antes del encierro, sucedía en cuanto caminara una cuadra. Sobre todo al llegar al cruce de la 10 de agosto, una avenida con bastante tráfico. Me acordé de la sensación que tuve del aire en Quito cuando la conocí, hace 40 años. Un aire ligero, or la altura, pero tan puro que daba gusto respirarlo. Sensación que casi casi había olvidado.
Estuve caminando por una parte de Quito que se ha vuelto muy … no sé cómo calificarla. Pretende ser elegante, a mí sólo me parece huachafa como se dice en Lima, hortera, pretenciosa y terriblemente banal: edificios muy altos de vidrio y acero, restaurantes de moda, con diseño que podría ser el mismo en cualquier parte del mundo, ese look que quiere combinar lo “moderno” con lo “tipical”, hoteles de múltiples estrellas, un Centro de Negocios que siempre me ha resultado de lo más estúpido… normalmente, todo eso bulle de jóvenes de ternos y corbatas, o de traje sastre y zapatos de tacón aguja, repeinados y maquilladas. Ahora, sin los extras, parecía un decorado vacío, puesta su inutilidad intrínseca en evidencia. Un mundo inútil, sí, eso pensé, sentí, absolutamente inútil, fatuo, estúpido.

A la tarde, escuché una entrevista a Bruno Latour que me ha dejado pensando mucho.

Argumenta de la siguiente manera:
1- sería de verdad muy lastimoso que no se aproveche esta crisis para emprender definivamente el cambio de rumbo que se necesita urgentemente. Y que si no se hace esto, dentro de 2 o 3 meses, nos encontraremos en una situación peor de la que estábamos en enero, a saber, enfrentarnos a la crisis que se nos viene encima, en cuya comparación esta del covid 19 es apenas una picada de mosquito, la crisis del acabóse de las condiciones que han permitido que vivamos en este planeta.
2- este covid 19 ha logrado lo que NINGUN mandamás, ninguna institución internacional (ONU, FMI, Banco Mundial, G7, 8, 9, etc.), ningún estado tiene el poder de hacerlo: la parálisis casi total de la llamada economía, en todo caso de la actividad productora. Las empresas que aún funcionan lo hacen a mínima, las bolsas igual, la mitad de la población mundial está confinada. (Acabo de leer un artículo en LA VANGUARDIA me parece, no estoy segura pero poco importa, que cuenta que con los precios actuales del petrolio las cias norteamericanas de fracking y arenas bituminosas están, la unas ya en quiebra, las otras en grande dificultades pues para ellas con un barril de menos de 54 dólares pierden dinero; siempre según el artículo, sería una maniobra conjunta de Arabia Saudi y de Rusia para hundirlas y quedarse ellos con el mercado chino. Puede ser, no lo sé, en todo caso el covid 19 con el bajón violento de la demanda de petrolio en el mundo ha sido causa del posible hundimiento de las petroleras USA que, en la última década cortaban el bacalao, lo cual parecía imparable).
Volvamos a Latour: su argumento es que no se puede desaprovechar esta situación, absolutamente impensable hace un mes.
Y que, no teniendo ni deseo de tomar decisiones tan drásticas ni siquiera poder de hacerlo estamento alguno, la responsabilidad y el poder nos incumbe a la gente de a pie.

¿Cómo?Pues, de la misma manera que hemos cambiado drásticamente nuestros gestos más cotideanos con la puesta en marcha de lo que se llama “las barreras sociales”, quizas podríamos imaginar los “gestos barreras” para no volver a la la situación de antes de la crisis.

Por ejemplo, empezar a establecer la lista de lo que:
1- lo que sería de detener;
2- lo que sería de continuar;
3- lo que sería de empezar.

Y, para comenzar, establecer la lista de:
- lo que necesito para vivir;
- lo que estoy dispuesta a luchar para defenderlo.

Se me ha ocurrido que necesito para vivir:
- aire, conque hay que detener todo lo que me quita el aire; para comenzar, el tráfico automotor en las ciudades, salvo por supuesto ambulancias, coches de servicio, taxis. Mi caminata de ayer me ha aportado la prueba fehaciente que así, se puede respirar. Si no, NO.
Luego, todas las producciones no necesarias: ya lo estamos viendo.
Todo lo que tiene que ver con el turismo, no digo los viajes, me gusta viajar y no sé si lo necesito para vivir pero sí me es un aliciente importante para vivir. Digo el turismo: los tours, todos, vuelos charters, cruceros, fines de semana a la otra punta del cerro, al otro lado del mundo, 4 días de ensueño en París o New York o Shangai o lo que sea. Con sus consecuencias directamente nefastas para mí, los dichosos alquileres turísticos. A propósito, he leido en EL PAIS me parece que los pisos turísticos de Madrid se están reconvirtiendo en pisos de alquiler normales. También gracias al covid 19.
Que, tienen que desaparecer ni sé cuantas cias de aviación. Por nuisibles e inútiles.
En Europa, por lo menos, todos los vuelos de menos de 2 horas deben ser sustituidos por trenes rápidos y cómodos, con amplia oferta horaria.
El tráfico por autobuses no puede exceder distancias cortas.
Y el tráfico de mercancías por camiones, lo mismo.

-agua, es urgente cancelar la extrema contaminación de rios, lagos, manatiales, en fin de todo lo que es agua dulce, de tal manera que podamos volver a beberla. Suspensión inmediata de los productos fitosanitarips, glifosatos y demás; vuelta a una agricultura campesina, no sé mucho de ello pero sí que hay gente que sabe, que lo está experimentando, poyo total a ella y ampliación del sector. Lo mismo para la cria de animales. Suspensión inmediata de todo lo que sabemos: pollos en batería, cerdos, vacas lecheras monstruosas, terneras, ovejas y ni sé cuanto más horrores que no pueden continuar porque son devastadoras para todo el mundo: tierra, animales y humanos.
Y a mí, también necesito el agua del mar: fin de los cruceros, ya lo he dicho, pero también, fin de los enormes portacontenedores que se pasan trasladando de un lado del mundo al otro ni sé cuantas cochinadas inútiles y nocivas. No necesito cerezas australianas o chilenas para navidad, tampoco camisetas made in China o en Turquía y un largo etc. Es un absurdo insostenible ya.

Y basta para hoy. Como podeis ver, tengo mucho trabajo por delante. Continuará.

jueves, 2 de abril de 2020

Encierro en Quito 12

Hoy, día de ira. Otra vez, Brecht, en su diario: “ultimamente la noticias son tan malas que estoy contemplando seriamente la posibilidad de suspender la radio”, cito de memoria, no es exacta pero por ahí va. Voy para lo mismo, no que las noticias sean tan malas, que lo son, sino que lo que cuentan los periódicos es infumable. No aguanto el recuento diario de los muertos, la complacencia en las truculencias, el tremebundismo, en una palabra la fascinación por las películas de horror/terror. Me recuerda PARÁSITOS que ví antes del encierro, o sea, en el siglo pasado. Me aburrió por dos cosas: una, lo banal, basto de la cámara, los vestuarios, las ambientaciones; dos, la pobreza de las ideas sustituida por las truculencias. Tengo la impresión que la lectura de los periódicos es como un cotidiano remake de la peli.

Me exaspera que esa manera de alimentar la angustia esté ocultando, mejor dicho desplazando las buenas razones de preocuparnos que podamos tener. Trump está desplegando su armada en el Caribe dizque para luchar contra el narcotráfico. Tiemblo. En cuanto a oir o leer lo que dicen esos señores, me da ganas de vomitar.
Me doy cuenta de que me he pasado mucho tiempo diciendo con cierto énfasis “es que no entiendo cómo puede haber gente que les vote”. Pues ahora, quiero intentar entender. Para saber cómo luchar, pues, es urgente. Son, de verdad, muy muy peligrosos. Por lo pronto, han logrado mandar al paro a millones de gentes después de haber metido en arresto domiciliario a más de un tercio de la población mundial. He estado pensando en esos tiempos que esto del teletrabajo era una prueba a ver qué tal. Para luego transformarlo en la manera “normal”, “avanzada”, “moderna”, de hacer trabajar a la gente: ahorro de oficinas, dispersión de los/las trabajadoras, horarios continuos, o sea, pura ganancia para los accionistas. Veo hoy en “Le Monde” un artículo titulado: “La crise du coronavirus signale l’accélération d’un nouveau capitalisme, le capitalisme numerique”. A buen entendedor ..

El coronavirus ha destapado lo que era un secreto a voces del que nadie quería enterarse: el escándalo del negocio de las residencias de ancianos
Pues, ahora, resulta que de tanto haber querido ganar y ganar, ahorrando en TODO hasta llegar a la situación que ya no se puede ocultar, los negociantes de la vejez ya se encuentran entre los más perjudicados: su negocio se está acabando por mortalidad acelerada de su clientela. Supongo que ya están buscando cómo reacomodar su dinero. Tal vez en el narcotráfico, o el negocio del armamento o quien sabe qué. Son capaces de todo.

En whatsapp aparecen ahora diversas recetas de cocina, lo que hacemos unos y otros para amenizar el día. Gastronomía en auge. Muy bien. Creo que está apareciendo una nueva línea divisoria entre quienes recurren a la comida entregada que por lo general es más bien basura y quienes optan por dedicarse a la gastronomía casera. O sea, yo diría entre quienes esperan que despues del corona virus, todo volverá a ser igual y quienes ya han entendido que no, incluso que desean que no vuelva a ser igual.

martes, 31 de marzo de 2020

Encierro en Quito 11

Lunes 30 de marzo.



Está cayendo la noche ebneste alto valle ecuatorial. Día grís, nublado, friecito. Larga conversación por teléfono con Coca. Comentamos cómo vamos entrando en esta tercera semana de encierro. Es realmente difícil hablar de otras cosas. Cuando acaba el día me pregunto por qué me siento cansada. Creo que es tanta la realidad que se debe incorporar que eso es lo que cansa. Por ejemplo ¿cómo incorporar que, en este momento, hay más de 3.000 millones y medio de gentes encerradas, que la UE se desmorona, que casi todo el planeta está paralizado por el miedo, la inseguridad, el afán de noticias y el descorazonamiento ante tanta palabra huera, la sospecha, más que sospecha que se están cociendo cosas muy feas de las que no sabemos casi nada salvo la certidumbre que nos caerán encima tarde o temprano cuando lo único que veo del mundo es este parquecito desierto atisbado desde mi ventana?

. . .

 
Martes 31 de marzo.

Es mediodía. Y garuando. Vuelvo del banco. Una vuelta por la ciudad: Amazonas con todo cerrado, incluso el hotel Colón que hace fú no es colón sino Hilton. Ciudad muerta. Aproveché para volver por la 9 de octubre, calle por la que no había transitado hasta la fecha por ser una de las calles más cargadas de tráfico, buses que escupen unos humos negros horrorosos, y hoy, vacía.

Me gustó caminar con llovizna. Una sensación agradable aquella aguita que apenas alcanzaba a mojar, sensación de fresco, de limpio… y si no era más que una sensación, pues, que me quiten lo bailado.

No me acostumbro a pasear entre máscaras. Echo de menos, y mucho, ver caras.

Aquí, las cosas se están poniendo color café oscuro. Hoy, en el UNIVERSO, diario de Guayaquil, un artículo tremebundo para contar que ya aparecen cadáveres abandonados en las calles de Guayaquil. Según el mismo artículo, parece que la burguesía de Guayaquil se está movilizando con la clara intención de demostrar al pais que, una vez más, no son como los serranos, que ellos sí son eficaces y un largo etc… ¡qué pereza!

Así y todo, estoy disfrutando con ANA KARENINA. Tolstoi como Balzac, a un siglo de distancia, cuenta más que historias personales, un mundo.
Y, antes de dormir, sigo leyendo EL HOMBRE QUE HABLABA DE OCTAVIA DE CADIZ, de Bryce Echenique, deliciosa. Así, después de haberme reido, me duermo pacíficamente.

domingo, 29 de marzo de 2020

Encierro en Quito 10

Ayer, me entró fiaca, como se dice en Argentina, pereza, desgana. Me dediqué a dar vueltas, salí con Lucía al supermercado, una cola no excesiva de gente pulcramente colocada a 1 metro y medio de distancia, la ventaja de la tercera edad que te exime de la misma, gente toda enmascarada que deambula en los corredores de la felicidad consumerista, manteniendo cuidadosamente la distancia llamada social, personal que cuida que así sea y que a la mínima te intima firmemente respetar las consignas, no sé, nunca me gustaron esos lugares pero ahora, definitivamente, me resultan odiosos.

Los logaritmos son geniales. Yo, nunca jamás se me pasó por la cabeza mirar una peli en el ordenador. Me gusta ir al cine, me gusta la pantalla grande, me gusta la oscuridad de la sala, me gusta SALIR de mi casa para IR a ver una peli. Pues bien: hace unos días atrás, empezó a aparecer en you tube, sin que yo haya pedido NADA, películas. Al principio, no presté la menor atención. Pero, andando el tiempo del encierro, me puse a mirar qué tal la oferta. Y ayer, en medio de mi pereza, pues me ví unos trailers de Ginger Rogers y Fred Astaire y, finalmente, me puse a BUSCAR y encontré una peli de René Clément, con Gérard Philipe (magnífico como de costumbre), MONSIEUR RIPOIS, la historia de un don juan de poca monta, que me había gustado mucho cuando la ví hace …. fúuuuuu como se dice aquí. Y la volví a disfrutar.

Esta mañan, amanecí más contenta, puse lavadora, fui a tender la ropa en la terraza, cosa que me gusta mucho, pedí prestada a mi amigo/vecino ANA KARENINA y ahora, pertrechada con el libro, me voy a dedicar a su lectura. No sé muy bien por qué me dió antojo de esa novela, creo que estoy asociando el encierro al que estoy sometida al encierro social (es el recuerdo que tengo de la novela) al que se ve sometida Ana Karenina por “estar viviendo en el pecado”.

El día está bonito. Los colibries vienen a picotear las orquídeas del balcón, orquídeas silvestres que crecen solitas en los montes de por aquí. Así es cómo se cuidan solas todo el tiempo que pasamos fuera de aquí.

Con el toque de queda desde las 2h de la tarde, la vida social y lúdica se está desplazando a las azoteas. Se las ve con gente tomando sus cervezas, niños jugando a la pelota, señoritas que pasean sus perritos … mientras la calle y el parque quedan rigurosamente desiertos.

sábado, 28 de marzo de 2020

Encierro en Quito 9

Esta mañana, tuve ganas de salir a la calle. Mi última salida fue el lunes. Muy diferente hoy. Hay más gente y más coches, supongo que el toque de queda a las 2h de la tarde obliga a salir sólo de mañana, conque aumenta la densidad. De hecho, ahora, son las 4h de la tarde, no hay absolutamente NADIE, ni gente, ni perro, ni coche.
También me pareció que el ambiente era medio tenso. Nada que ver con mi salida del lunes que me había gustado mucho: todo tranquilo, la poca gente amable y cortés. Hoy no.
En la cooperativa, ya había terminado de pagar mis compras cuando un muchacho, entre 25 y 35 años, parado en la puerta sin jamás atreverse a pasar el umbral, me pide dinero “para comprar leche para la niña”. No tengo dinero, sólo una tarjeta. Le propongo comprar algo para él. Dice que sí. Encuentro unos biscochos cubiertos de panela y le pregunto si le valen. Dice que sí. Y sugiere que tal vez algo de queso estaría bien. Voy a buscar uno. Entonces, dice que tal vez no convienen los biscochos por ser dulces. No pasa nada, cambio por unos de sal. Vuelvo a la caja (la tienda es pequeña, no diminuta pero sí pequeña) y espero a que termine de pagar una pajera de mas menos 50 años que ha hecho una compra de 50 dólares. Ahí veo que llevan nueces. Pensando que no es mala idea para el chico, voy a buscar una bolsa. Vuelvo a la caja. La pareja ya termina su trámite y se va dejando la canasta de la tienda encima del mostrador. Voy para pagar yo las tres cositas para el muchacho cuando el tio que está en caja dice “un momentico”, se da la vuelta y viene a coger la canasta para colocar con las otras, apiladas a un lado del mostrador. No hay rigurosamente nadie más en la tienda. Evidente que es pura mala leche de su parte, supongo, no estoy segura, sólo para manifestar su oposición a que yo esté comprando cosas para darselas al muchacho. Feo.

Más adelante, Lucía me contará que esta mañana, el portero del edificio salió a las 7h para comprar pan en la tiendita de al lado, a menos de 100 metros. Y que, cuando volvía, dos chicos montados en una moto le amenzaron con cuchillo para llevarse el pan. “Dame ese pan o te mato”

O sea que ya está empezando a pasar lo que más me asusta: al cabo de 12 dias de confinamiento, ya hay gente dispuesta a matar por un pan.

Y estoy segura que va a crecer el número de gente de acuerdo para que se mate a la gente que puede llegar a matar por un pan.

Otra vez Brecht. El final de “La mujer judía”. Cuando ella dice a su marido: y no digas (cito de memoria) que, por último, es cuestión de unas semanas. Sabes muy bien que las cosas van a durar más. Entonces, no digas “por último es cuestión de uns pocas semanas dándome el abrigo de piel que no voy a necesitar sino hasta el próximo invierno. Y no digamos que es una lástima. Es una vergüenza.

jueves, 26 de marzo de 2020

Encierro en Quito 8

Este corona virus está cambiando muchas cosas. Lo que parecía rigurosamente imposible hace sólo tres semanas ya está pasando.
La Comisión europea, primero ha anunciado la ruptura de la llave maestra de la construcción europea a su modo de ver, que, en realidad se ha evidenciado como la destrucción europea. La famosa regla de oro del límite del déficit que no pueda superar el 3% del PIB pues ya ha estallido. De ahora en adelante, barra libre.
El gobierno alemán, sin embargo, sigue en sus trece. Recuerdo cuando, en tiempos de la crisis griega, el delicioso ministro de finanzas Schauble espetaba: “Que vendan su Partenón y ya está !”. En consonancia con aquella época, el gobierno germano no ha dado su brazo a torcer y los ministros de economía reunidos en Bruselas no han sido capaces siquiera de emitir un comunicado conjunto, por más vago y huero que hubiera podido ser. Nada. Silencio. Y es que esa idea, muy peregrina a ojos de algunos gobiernos (alemán, finlandés, polaco me parece y uno que otro báltico) de mutualizar la deuda europea, ah no, eso sí que no, pagar por esos vagos del sur que sólo piensan en tomar el sol, beber vino y coquetear con quien sea, desde luego que ni hablar.
Y viva la solidaridad europea ! Me ha impresionado ver las imágenes de los jeeps y camiones del ejército ruso entrando en Italia, cargados de material sanitario para ayudar a los italianos cuando los “socios” europeos, comenzando por el gobierno alemán, se habían negado rotundamente.
Estoy absolutamente convencida de que esta UE no resistirá el corona virus, de lo que me alegro. Sin tapujos.

La tercera parte de la población mundial encerrada. Es inimaginable. Simplemente, no lo puedo imaginar. ¿Qué es eso? ¿Qué significa? ¿A dónde conduce ? No lo sé. Es espeluznante. ¿Qué estará pensando toda esa gente ? ¿De qué conversan ? ¿Cómo se lo plantean? Me gustaría saber.
¿A quien se le ha ocurrido semejante desatino ? ¡Hala! De un plumazo ! Adentro millones de gentes que no tienen ningún otro medio de subsistencia que la de sair a la calle a buscarse, como de lugar, el sustento DEL DÍA. Y quien puede creer que, entre morir de hambre ciertamente y tal vez contagiarse de un virus, la gente no va a escoger el mal menor ? Y, entonces, ¿como impedirles que salgan? A la fuerza, por supuesto. Y quien puede creer que se van a dejar ? Entonces ¿qué? Matarles a todos ? Bravo !
Cuando Emmanuel Todd llama a los egresados de las escuelas que forman las dichas élites “cretinos diplomados”, pues … sí y sí

Hoy amaneció Quito perdida en la neblina. También es bonito. Ahora, son las 11 de la mañana, el sol asoma tímidamente detrás de las nubes, regalando una resolana tibiona, agradable.
Yo amanecí con la idea de que este coronavirus es, para la gente de mi edad, como un regalo. A los casi 80 años, se piensa que no queda más que apurar los años que quedan, en su misma rutina hasta extinción. Y, hete que con este bendito virus, un mundo que parecía tan establecido, tan asentado, tan inamovible, está sacudido de arriba para abajo. No es la primera sacudida. Desde el SIDA, hemos sabido que aparecían enfermedades virales raras y desconocidas. Maremotos, terremotos, incendios incontrolables, inundaciones avasalladoras, también avisaron de que algo raro está pasando. Crisis bancarias, financieras. El desmorone de la UE, del que la crisis griega, mejor dicho su “resolución” fue el primer aldabonazo, seguido ahora por el llamado brexit. Amen de lo que ha estado pasando y sigue pasando en el este, el europeo, el medio este, el mediterraneo, y todo el resto. Pero, pese a guerras, hambrunas, matanzas, genocidios, epidemias, todo parecía mantenerse circunscrito, localizado, sin desbordamientos incontrolados.
Pero … este viruscito ha hecho estallar todas las medidas, los cortafuegos, los contrapesos y parece que el desmadre se extiende por todo el planeta. Dicen que Chinos, Coreanos y Japoneses lo tienen todo controlado porque no son democracias como nosotros. Todo esto entre comillas. Yo creo que es pura propaganda de las fuerzas que buscan la salida más oscura posible a esta crisis. Ya lo sabemos. De la crisis del 29 salieron igual el nazismo que los frentes populares, el new deal que el estalinismo… siempre hay varias opciones. Estoy un poco harta de los tópicos acerca del Lejano Este. Misterioso e incomprehensible. A ver … qué tontería. Es cuestión de intentar comprender, averiguar, leer, yo qué sé.
Volviendo al regalo. Sí, este viruscito está poniendo este mundo, “nuestro” mundo patas arriba. Nosotros que no creíamos tan dueño de todo, de nuestra vida, nuestro destino, nuestro planeta, que todo lo podíamos controlar, administrar a nuestro antojo … de paso, hace tiempo que me parecía que la corrida que pone en escena por decir la lucha entre la inteligencia del hombre físicamente débil y la fuerza bruta de la naturaleza con final feliz para la inteligencia del hombre era un espectáculo trasnochado. Pues, ahora…. No sólo trasnochado sino completamente iluso. El coronavirus o la revancha de Gaia. Y cuantos paradigmas, conceptos, representaciones, modo de pensar, de actuar, están corriendo la misma suerte que la corrida. Trasnochados e ilusos.
Conque toca ahora remover, cambiar, investigar, imaginar, pensar. Lo que digo, un regalo a mi edad.
Es curioso: he pasado este último tiempo sin saber qué hacer, qué contar, qué escribir, como flotando… y ahora, tampoco lo sé. Lo que sí sé es que nuevamente tengo muchas ganas de ponerme.

Y tirulín tirulado, este cuento se ha acabado.

martes, 24 de marzo de 2020

Encierro en Quito 7

Bueno. Esta mañana puras malas noticias. De Ecuador y de España.
Ahora, el gobierno ecuatoriano ha decidido un toque de queda desde las 2h de la tarde hasta las 8h de la mañana del día siguiente, a partir de mañana. Yuppie!

Voy entendiendo mejor qué está pasando. El confinamiento sólo sirve para intentar ralentizar el contagio generalizado. Se supone que es para ganar un tiempito que permita a las autoridades hacerse con todo el material sanitario: mascarillas, respiradores artificiales y sobre todo tests, de tal manera que la gente pueda volver a salir de su casa sin que se contagie masivamente, colapse los servicios hospitalarios y muera como moscas. O sea que, si las autoridades deciden prolongar el confinamiento, eso quiere decir que piensan que van a lograrlo. Y si lo levantan en las mismas condiciones en las que están, significan que tiran la toalla.

Sigo columpiándome entre furia por la desastrosa gestión de esta historia y ganas de reir por lo absurdo de todo aquello.

Eso de lavar todo lo que se trae de la tienda, de bañarse en alcohol, de ponerse mascarilla y guantes de goma para salir a la compra, hoy no me hace ninguna gracia.

Estoy enfadada.

Ya se me pasará

Y gracias, mil gracias, millón de gracias a la música.

lunes, 23 de marzo de 2020

Encierro en Quito 6

Vuelta de la calle. Visita a la cooperativa para comprar panes. Luego a la farmacia para enjuague.
La escasa gente encontrada de lo más perfecta: mascarilla, guantes de goma, distancia reglamentaria.
Yo sonrío, y me doy cuenta que con la cara tapada no se nota; intento sonreir con los ojos pero con mascarilla se empañan las gafas… sólo me queda una veñita estilo japonés.
Qué rico caminar tranquila, sin ruidos, sin coches, bajo un cielo azul claro y transparente, respirar un aire ligero y fresquito ! Qué ira que tanto bien venga por tanto mal.
Hoy, amanecí furiosa con los mandamases. Ninguno, rigurosamente ninguno es capaz de cambiar un ápice sus parametros de pensamiento y de acción que son un culto ya de gente descerebrada a la dichosa economía, entiéndase lo que nos ha conducido a este desastre. Grrrrr !!!

Ya es tarde. A pesar de haber almorzado una corvina deliciosa seguida de una chirimoya excepcional, no se me va del todo el mal humor, mejor dicho una combinación de tristeza y de ira, al ver cada vez más claro cómo los mandamases están aprovechando al máximo la situación Aquí, unas declaraciones repugnantes del vice: “que si nos se portan bien, yo tendré que decidir quien vive y quien muere” (sic). Además de ubicarnos a todos como niños mal criados que hay que amenazar para que obedezcan, el trato de este señor a los médicos y personal sanitario que sí va a tener que tomar decisiones por el estilo es indignante. Es poco decir. En France, el gobierno ha decretado el estado de alerta sanitario conque, de ahora en adelante, se gobierna por decreto. Y, la primera medida es la uberisación GENERALIZADA del conjunto del mundo del trabajo en France. Olé !
Aquí, la policía ha dado un numero de whatsapp a la gente que vive en los barrios populares para que puedan delatar INMEDIATAMENTE a toda persona que salga de su casa. Y, en cuanto a la provincia del Guayas, que es donde más casos hay, pues ya está totalmente militarizada. Olé !
Es muy, pero muy feo lo que está pasando. Y lo que van a seguir haciendo. Y de momento, todos encerrados en casa viendo tele. Buuuuf …

No es fácil.

domingo, 22 de marzo de 2020

Encierro en Quito 5

Ayer tarde, subí a la terraza para ver el atardecer. Hermoso. Luz rasante (que en estas latitudes dura muy poco tiempo) sobre una ladera del Cotopaxi, que se puso color naranja, sobre los demás montes que pasaban del dorado al violeta, con un viento frio y fuertecito que limpiaba el cielo de nubes. Me entró como una melancolía, no, no tanto, algo como una saudade, pensando: ¿será eso desde ahora en adelante, y por un adelante que no sé cuánto tiempo durará, será pues esto el paseo del día ? La terraza? Bueno, por qué no.

Esta mañana, subí nuevamente a la terraza, esta vez para tender la ropa. Me encanta. No sé por qué me gusta tender la ropa. También recogerla. Eso fue al mediodía y ahí me encontré con Lucía. Nos pusimos muy contentas. Como si hubiesemos coincidido … no sé, en un paseo al centro de Quito o algo así.

Ayer, estuve mirando un reportaje sobre París vacío. El chico del reportaje iba entrevistando a la escasisima gente que por allí transitaba. A una señora de pelo blanco, brilloso, cortado muy moderno, elegante, estilo Christine Lagarde, le hace la misma pregunta que a todos: “Qué le parece la manera cómo se está gestionando la crisis” y espeta la señora, con ese tonito de autoridad entre impaciente y suficiente, muy propio de la gente de su clase: “Pero ya basta ! Basta de siempre criticar ! Hacen lo que pueden ! Son jóvenes!”
Todavía hoy, no salgo de mi asombro. De hecho, últimamente, estoy oyendo cosas que pensaba no oirlas jamás.

Esta mañana, se me ocurrió otra historia, que nada que ver pero tal vez sí. No lo sé y me da igual. Me apetece contarla.
Hace unos pocos años, leí una novela de una joven autora francesa. La historia de un grupo de chicas que se reunen en un café, comparten sus historias. Son muy amigas. Muy diferentes pero solidarias, cómplices, leales. Todas llevan una actividad intensa en facebook o similar, con identidades inventadas. Hay un chico más bien tranquilo, tímido, muy poco dado a compartir rituales masculinos de oficina y demás. Para cortar la historia, las chicas deciden un buen día que vale, él puede integrar a su grupo. Esta mañana, me acordé de esta historia porque, por primera vez, la asocié a algo que me había ocurrido hace …. 50 años. Estaba sentada en un café con un grupo de chicos de la misma edad, entre 20 y 22 años. Muy amigos. Estaban planeando un viaje a Grecia para las vacaciones que se avecinaban. Y yo, escuchando. Cuando de repente dije: “quiero ir con vosotros”. Silencio, sorpresa, hasta que uno dijo: “De acuerdo. Yo creo que eres del tipo de chica que se puede incorporar a este viaje”. Y, esta mañana, pensé: vaya, han pasado casi 50 años para que las chicas puedan tener la autonomía, la libertad de decidir, también ellas, si un chico puede, o no, participar de actividades suyas. Antes, era un derecho masculino. Y también, 50 años para que a un chico le pueda resultar interesante lo que mujeres hagan entre sí. Ya han dejado de ser, para ambos géneros, “cosas de mujeres” que, en mi juventud, siempre tenía una connotación peyorativa, o por lo menos, de poco o ningun interés.

Hoy se cumple una semana de encierro. La última vez que compartimos un almuerzo con amigos fue el otro sábado. Esa semana ha pasado volando. Y yo me pregunto ¿será así ésta?

De momento, el día pasa a toda velocidad. No me aburro para nada. Lo que estamos viviendo es tan nuevo, tan inesperado, tan impensado que no me doy abasto para intentar entender, comprender, en el sentido de hacer que ese nuevo mundo prenda conmigo, como se dice de una plantita que prenda en la nueva tierra a la que se le ha trasplantado.

Y noto algunos cambios: me parece que ahora soy consciente cada vez que me llevo las manos a la cara. Esta mañana, mirando la ropa tendida, noté que no había casi ropa de vestir pero sí mucho trapo de cocina. Claro, al no salir, no se ensucian tanto pantalones y camisetas. En cambio, al haber dejado de comer fuera, hay que cambiar los trapos de cocina casi a diario…

Esta mañana, me contaba Lucía que, al principio, tenía miedo de que se iba aburrir. Al cabo de una semana de quedarse en casa, y sin empleada (aquí, se han suspendido los transportes públicos y, además, Javier, su marido, que es diabético y con una cuadro de saluda no muy bueno, está tomando muy muy muy en serio eso del contagio conque decidieron que mejor suspender la empleada, y creo yo, con razón), dice Lucía que en realidad está feliz: que nunca le ha gustado trabajar, que no hay nada más rico que no tener que responder ante cualquier jefe, que no se aburre ni un minuto. Y pensé que, en este momento, hay a lo largo de este planeta mas o menos 1000 millones de gentes que han dejado de trabajar. ¿Qué están experimentando?

sábado, 21 de marzo de 2020

Encierro en Quito 4

Tarde preciosa y fria. Luz extrañana, dorada, que fltra a través de nubes color acero. Viento helado.

Me siento algo tristona. Tal vez esté cansadita, mal dormida, sueños que no alcanzan a pesadillas pero sí pegajosos, desagradables, cierto desasosiego. Me desperté temprano, 5h30 y me quedé viendo amanecer gris, nublado, frio.

Salí hacer compras con Lucía. Al primer super que fuimos, nos topamos con una cola que amenazaba durar una buena hora. Gente alineada, de una en una, guardando la distancia de rigor de 1 metro, con mascarilla. Insólito. Cambio drástico de comportamiento en una ciudad donde la tendencia es a agolparse, pegarse los unos a los otros. Los quiteños se están haciendo japoneses a la velocidad del rayo.
Nos fuimos a otro, ninguna cola ni para entrar ni a las cajas. ¿Será cuestión de clase? El primero más popular, el segundo más clase media… Gel desinfectante al entrar, luego repartido en muchas partes, todo el mundo, o casi, con mascarilla. Empleados todos con guantes de goma y mascarillas. Poca gente.
La ciudad vacía, poquísimo tráfico. Años 40 o 50 tal vez, años del inicio del automovil.

El gatito que tenía instalado en la garganta como dicen los franceses, que sólo me abandonó cuando nos fuimos al Perú e, incluso, a Ciudad de México, se ha ido por completo. Es increible cómo ha cambiado el aire en Quito: en una semana, ya se respira estupendamente, lo que había sido absolutamente imposible hasta ahora.

La alcadesa de Guayaquil, de un día para otro, anuncia que está contaminada por el covid 19. Reacción de Coca y Lucia, cada una por su lado y sin haberse consultado. “Qué me lo voy a creer ! Miente alevosamente. Es lo único que encontró para que le tengan pena y para poder evadir cualquier entrevista, cualquier necesidad de dar explicaciones de su comportamiento absolutamente necio, impresentable.” De hecho, parece que va a tener problemas. A nivel nacional e internacional. No es para menos.

Ya ha caido la noche. Es hora de ponerse a escuchar algo de música. Mozart es el preferido. Sólo me da pena no poderle decir cuanto le quiero y agradezco.

jueves, 19 de marzo de 2020

Encierro en Quito 3

Esta mañana, me desperté pensando en Ana Frank … aprender a vivir el mundo viendolo desde una ventana. También me acordé de Fabrizio del Dongo, de Julien Sorel, esos personajes inventados por Stendahl que encuentran la libertad siendo presos. Por supuesto que se refiere a que al fin se encuentran libres de vida social y sus reglas tan estrictas como tortuosas y que sus prisiones poco o nada tienen que ver con las reales.

Este día también ha aportado su lote de historias bonitas, que animan, otras estúpidas y miserables que entristecen o hacen subir la ira.

En el periódico, las aguas cristalinas de los canales de Venecia. Aquí, el silencio, el aire puro, el cielo de Quito limpio, transparente. Y pienso: seremos capaces de decidir que no queremos volver a lo de antes, que no se puede, no se debe. En Samborondon, el barrio mas que mas pijo de Guayaquil, una gente decidió mantener la fiesta que tenía prevista para celebrar una boda. La policía tuvo que intervenir. 19 invitados infectados con el covid 19. Me temo que hay gente que no entenderá nunca que así no se puede no se debe vivir. Y que va a ser muy duro, tal vez cruel, obtener el cambio radical que se necesita. Y ¿será posible?

Hoy, jueves.
Anoche, leido en LA VANGUARDIA. 2 aviones, uno de Iberia y otro de KLM, llegan al aeropuerto de Guayaquil, casi vacíos, para recoger la gente que quiere volver a Europa. Y ¡oh sorpresa! Se encuentran conque la pista está invadida por coches oficiales … decisión de la señora alcadesa de Guayaquil que, desde su casa (probablemente ubicada en Samborondon) ha dado la órden a “su” policía ocupar la pista de aterrizaje, la única de que dispone el aeropuerto de Guayaquil, para impedir que aterricen “esos aviones que nos han traído el virus aquí”. ¡Yuppie!

Leyendo sobre las caceroladas en España, es impactante como se desarrollan pronto reflejos y comportamientos de presos. No digo que esté mal, digo que es lo que hay.

Bueno, aquí son las 10 de la mañana. Está haciendo un día estupendo. Me voy a comprarle algunas cositas a la señora de la esquina. Si aún ha logrado llegar hasta aquí para montar su negocio. Y sigo disfrutando de la calma, del silencio, del cielo azul transparente, del aire puro…

martes, 17 de marzo de 2020

Encierro en Quito 2

Ciudad muerta. Silencio. Contaminación netamente disminuida. La verdad, se respira notablemente mejor.
El alcalde de esta ciudad es muy radical. En su bando publicado por EL COMERCIO está dicho que se prohibe terminantemente a las personas de más de 60 años salir a la calle. ¿Y????? Por supuesto, he decidido poner a prueba los numerosos piropos que recibo en cuanto a que no aparento mi edad. Salí esta mañana a comprar algo de comida, bailando y brincando. Y me encontré con gente desolada: hay una señora que todos los días instala su puestito de venta de choclos, aguacates, papitas, fruta y demás cositas, mayorcita ya, la conocemos desde hace más de 40 años, que me contó que la movilidad para llegar hoy le había costado 5 US dólares xque, ya que el alcalde ha suspendido TODO transporte público, pues tuvo que pagar una camioneta. Le he comprado 4 choclos, 3 aguacates y una bolsita de papas; me ha cobrado 4 dólares 50. Claro, le he dejado 5. Pero ¿cómo va ganarse el jornal en esta ciudad donde no transita nadie? Estaba muy preocupada. Cómo he de vivir ? Preguntaba. Y, como ella, hay miles de miles de gentes en esta ciudad.

Huelga decir que nadie en mi entorno ha hecho caso al alcalde y que Andrés, Lucía, Coca, Marta etc. han salido también. Faltaría más.

He estado escuchando una conferencia de un señor epidemiólogo en el Collège de France, una entrevista de un jefe de servicio de un hospital en Marseille, otra de un investigador del CNRS y todos concuerdan en que:
- esta es la tercera epidemia viral; hubo una en 2005 (ébola), otra en 2012 (sar o algo así) y que, cada vez, una vez pasado el susto, no se tomó rigurosamente ninguna medida para implementar la investigación en ese tipo de enfermedad.
- que esas patologías, todas respiratorias, están por supuesto vinculadas a nuestro maravilloso way of life. Lo cual, por supuesto, no ha cesado de ser implementado, desarrollado, aprobado, magnificado por los mandamases.

En France, parece que las cosas se le están poniendo cada vez más complicadas al gobierno. Ültimo escándalo: Agnès Buzyn, ex ministra de salud que ha sido empujada a presentarse a las elecciones municipales en Paris, no se sabe bien xqué, ha decidido de no seguir callándose. Ella es médico y su marido también, él especialista en enfermedades virales para más inri. Y hete que ella cuenta públicamente que:
- había advertido al gobierno que era una insensatez mantener las elecciones municipales;
- había advertido ya con anticipación que había que tomar medidas drásticas de confinamiento;
- el gobierno no le hizo caso xque había adoptado a la chita callando la misma estrategia que la de Boris Johnson.

Despues de haber oido las entrevistas citadas más arriba he entendido de qué va eso. Efectivamente, existe la teoría/práctica de la llamada inmunidad de grupo. O sea que, sin un grupo suficientemente amplio ha contraido la enfermedad se vuelve inmune y, en consecuencia, protege al resto de la gente, ya que no puede contagiar a nadie. Esto funciona, por ejemplo, para la gripe que ya se conoce muy bien.
Para que hubiese podido funcionar con ese virus, hubiese sido necesario:
- detectar sistematicamente la gente vulnerable, por edad, por patologias varias y aislarla absolutamente para que el virus sólo ataque a la gente que lo pueda resistir;
- acondicionar el sistema sanitario de tal manera que pueda acoger un montón de gente contagiada y atenderla para que se vaya transformando en un grupo inmunizado suficientemente amplio para que defienda al resto.
Por supuesto, nada de eso se hizo, sólo se decidió dejar nomás que corra el virus hasta que se llegó a la situación muy difícil de controlar en la que estamos ahora. Bravo !

Hay cada vez más gente que ahora sí se la tiene jurada al gobierno. A ver qué pasa cuando se salga de la situación de emergencia. A seguir.

Mientras tanto, estamos dedicados a cocinar. Andres se está especializando en estofados de carne y yo en cocinar o asar verduras.

También, despues de consultas a la almohada, hemos decidido que no sabemos cuando viajaremos. Ver cómo evolucionan las cosas tanto en España como aquí. Se supone que en España, algún momento la cosas van a empezar a remitir. Según la prensa (Pais, Diario, Vanguardia) el punto de inlexión se situará en torno al 15 de abril. Mientras que aquí, la cosa va a ir empeorando. A ver. Y según eso, decidiremos viajar. Hemos decidido también viajar en bisnes para evitar promiscuidad. Conque, el rato que nos decidamos, será comprar los boletos y ya. Siempre y cuando haya vuelos, claro.

Bueno… despejando dudas, arreglando la casa, cocinando, hablando por teléfono, escribiendo, leyendo, escuchando música… no está mal.