Bueno. Esta mañana
puras malas noticias. De Ecuador y de España.
Ahora, el gobierno
ecuatoriano ha decidido un toque de queda desde las 2h de la tarde
hasta las 8h de la mañana del día siguiente, a partir de mañana.
Yuppie!
Voy entendiendo
mejor qué está pasando. El confinamiento sólo sirve para intentar
ralentizar el contagio generalizado. Se supone que es para ganar un
tiempito que permita a las autoridades hacerse con todo el material
sanitario: mascarillas, respiradores artificiales y sobre todo tests,
de tal manera que la gente pueda volver a salir de su casa sin que se
contagie masivamente, colapse los servicios hospitalarios y muera
como moscas. O sea que, si las autoridades deciden prolongar el
confinamiento, eso quiere decir que piensan que van a lograrlo. Y si
lo levantan en las mismas condiciones en las que están, significan
que tiran la toalla.
Sigo columpiándome
entre furia por la desastrosa gestión de esta historia y ganas de
reir por lo absurdo de todo aquello.
Eso de lavar todo lo
que se trae de la tienda, de bañarse en alcohol, de ponerse
mascarilla y guantes de goma para salir a la compra, hoy no me hace
ninguna gracia.
Estoy enfadada.
Ya se me pasará
Y gracias, mil
gracias, millón de gracias a la música.