Ayer, me entró
fiaca, como se dice en Argentina, pereza, desgana. Me dediqué a dar
vueltas, salí con Lucía al supermercado, una cola no excesiva de
gente pulcramente colocada a 1 metro y medio de distancia, la ventaja
de la tercera edad que te exime de la misma, gente toda enmascarada
que deambula en los corredores de la felicidad consumerista,
manteniendo cuidadosamente la distancia llamada social, personal que
cuida que así sea y que a la mínima te intima firmemente respetar
las consignas, no sé, nunca me gustaron esos lugares pero ahora,
definitivamente, me resultan odiosos.
Los logaritmos son
geniales. Yo, nunca jamás se me pasó por la cabeza mirar una peli
en el ordenador. Me gusta ir al cine, me gusta la pantalla grande, me
gusta la oscuridad de la sala, me gusta SALIR de mi casa para IR a
ver una peli. Pues bien: hace unos días atrás, empezó a aparecer
en you tube, sin que yo haya pedido NADA, películas. Al principio,
no presté la menor atención. Pero, andando el tiempo del encierro,
me puse a mirar qué tal la oferta. Y ayer, en medio de mi pereza,
pues me ví unos trailers de Ginger Rogers y Fred Astaire y,
finalmente, me puse a BUSCAR y encontré una peli de René Clément,
con Gérard Philipe (magnífico como de costumbre), MONSIEUR RIPOIS,
la historia de un don juan de poca monta, que me había gustado mucho
cuando la ví hace …. fúuuuuu como se dice aquí. Y la volví a
disfrutar.
Esta mañan, amanecí
más contenta, puse lavadora, fui a tender la ropa en la terraza,
cosa que me gusta mucho, pedí prestada a mi amigo/vecino ANA
KARENINA y ahora, pertrechada con el libro, me voy a dedicar a su
lectura. No sé muy bien por qué me dió antojo de esa novela, creo
que estoy asociando el encierro al que estoy sometida al encierro
social (es el recuerdo que tengo de la novela) al que se ve sometida
Ana Karenina por “estar viviendo en el pecado”.
El día está
bonito. Los colibries vienen a picotear las orquídeas del balcón,
orquídeas silvestres que crecen solitas en los montes de por aquí.
Así es cómo se cuidan solas todo el tiempo que pasamos fuera de
aquí.
Con el toque de
queda desde las 2h de la tarde, la vida social y lúdica se está
desplazando a las azoteas. Se las ve con gente tomando sus cervezas,
niños jugando a la pelota, señoritas que pasean sus perritos …
mientras la calle y el parque quedan rigurosamente desiertos.