jueves, 19 de marzo de 2020

Encierro en Quito 3

Esta mañana, me desperté pensando en Ana Frank … aprender a vivir el mundo viendolo desde una ventana. También me acordé de Fabrizio del Dongo, de Julien Sorel, esos personajes inventados por Stendahl que encuentran la libertad siendo presos. Por supuesto que se refiere a que al fin se encuentran libres de vida social y sus reglas tan estrictas como tortuosas y que sus prisiones poco o nada tienen que ver con las reales.

Este día también ha aportado su lote de historias bonitas, que animan, otras estúpidas y miserables que entristecen o hacen subir la ira.

En el periódico, las aguas cristalinas de los canales de Venecia. Aquí, el silencio, el aire puro, el cielo de Quito limpio, transparente. Y pienso: seremos capaces de decidir que no queremos volver a lo de antes, que no se puede, no se debe. En Samborondon, el barrio mas que mas pijo de Guayaquil, una gente decidió mantener la fiesta que tenía prevista para celebrar una boda. La policía tuvo que intervenir. 19 invitados infectados con el covid 19. Me temo que hay gente que no entenderá nunca que así no se puede no se debe vivir. Y que va a ser muy duro, tal vez cruel, obtener el cambio radical que se necesita. Y ¿será posible?

Hoy, jueves.
Anoche, leido en LA VANGUARDIA. 2 aviones, uno de Iberia y otro de KLM, llegan al aeropuerto de Guayaquil, casi vacíos, para recoger la gente que quiere volver a Europa. Y ¡oh sorpresa! Se encuentran conque la pista está invadida por coches oficiales … decisión de la señora alcadesa de Guayaquil que, desde su casa (probablemente ubicada en Samborondon) ha dado la órden a “su” policía ocupar la pista de aterrizaje, la única de que dispone el aeropuerto de Guayaquil, para impedir que aterricen “esos aviones que nos han traído el virus aquí”. ¡Yuppie!

Leyendo sobre las caceroladas en España, es impactante como se desarrollan pronto reflejos y comportamientos de presos. No digo que esté mal, digo que es lo que hay.

Bueno, aquí son las 10 de la mañana. Está haciendo un día estupendo. Me voy a comprarle algunas cositas a la señora de la esquina. Si aún ha logrado llegar hasta aquí para montar su negocio. Y sigo disfrutando de la calma, del silencio, del cielo azul transparente, del aire puro…