Hoy, lunes 6 de mayo.
He tenido que ir al dentista lo cual me significa un largo viaje en autobus. Me llevo Le Monde. Leo : « L’Affaire Strauss-Kahn. Cyrus Vance Jr versus Benjamin Brafman: l’affaire DSK est aussi le théâtre d’un duel entre deux figures du monde judiciaire américain. LE PROCUREUR ET L’AVOCAT, Cyrus Vance Jr, le vertueux ; Benjamin Brahman, le perfectionniste. »
Todo en su sitio para una nueva superproducción. El duelo entre dos stars del mundo de la judicatura para dirimir entre otros dos arquétipos: el banquero y la femme de chambre. Este, blanco rico poderoso; ésta, negra pobre viuda y madre. Una peli más? Un best seller, sin lugar a dudas. Un asco. No faltará nada: vestuario escogido, puesta en escena grandiosa, suspense, coups de théâtre, deus ex maquina, efectos retóricos, emoción, sentimentalismo, hombres cargados de razón, mujeres sencillas y de corazón noble, verdades como puños.
Algunas páginas más adelante, vamos al teatro, un teatro de verdad, esto es, no de los que se disimulan, que no se presentan como tales sino como lugares de la producción de la verdad en persona, jurídica, académica, historica, política… no, una sala de teatro que se presenta como lo que es, que no miente sobre lo que allí se hace: teatro. Y del mejor: « UN VENT TELLEMENT FORT: magnifique adaptation de “I am the wind” de Jon Fosse, par Chéreau. »
« On ne sait pas qui sont l’un et l’autre, à la fin de « I am the wind », si même ils n’étaient pas l’un et l’autre qui cohabitent en chaque être, l’un qui veut mourir et l’autre qui veut vivre, l’un toujours sauvé par l’autre, l’autre toujours aimanté par les appels de l’un vers un autre monde, où l’on ne serait que vent. Mais il a bien dû passer le souffle d’une chose fragile, qui ressemble à l’amour ». (Fabienne Darge, Le Monde, dimanche 5-lundi 6 juin 2011).
Cuán fácil es hablar de un juicio y cuán difícil es hablar de teatro. Cuán fácil es hablar de lo que, utilizando todos los recursos más tópicos del teatro, los trucos, se disimula como tal presentándose como “la vida misma”. Cuán difícil es hablar del teatro, bien del hecho teatral en sí, bien de un montaje en particular. Algo que inventa, propone, desplaza, mueve. Algo vivo, que se vive, hoy y ahora.
Ya entiendes por qué lo que está pasando en Sol me remite a lo que hacemos en el C’est la vie, a nuestra Celestina.
Y entiendes también por qué no es fácil hablar de ello.
Son cosas impalpables, fugaces, indefinidas, “indefinibles”. Que no se dejan acotar, limitar, finiquitar, identificar. Son “sin papeles”, nómadas, precarias.
Y sin embargo motrices. Mueven las almas y los cuerpos.
Lo que dice Fabienne Darge de los personajes de “I am the wind”, tengo ganas de aplicarlo palabra por palabra a Melibea y Celestina: no se sabe quiénes son la una y la otra, incluso si no son una y otra que cohabitan en cada ser, una que quiere morir y otra que quiere vivir, la una siempre salvada por la otra, la otra siempre imantada por los llamados de la una hacia otro mundo, donde no se sería nada más que viento. Pero debió de pasar el aliento de algo frágil, que se parece al amor”.
Desde que empezó lo de Sol, la asistencia a nuestro espacio ha menguado considerablemente. De lo cual no me maravillo. Hasta nosotras, a cada función que hemos tenido que suspender por falta de público, hemos cerrado rápidamente las puertas y corrido a Sol. Es realmente interesantísimo lo que allí pasa. Pero… pero sí, sí que me gustaría mucho que la gente encuentre el camino que va de la una a la otra, que no se deje atrapar por la disyuntiva de “ir a esto O a estotro” sino que experimente la necesidad, la complementaridad de “ir a esto Y a estotro”.