viernes, 22 de noviembre de 2013

CELESTINA e IDA se van de viaje

Hola,
Nos vamos a Quito donde nuestro amigo León Sierra tiene un teatrillo bien bonito y nos ha invitado. Y estamos muy contentas.
CELESTINA ya ha viajado a Escocia el mes pasado, invitada por la Universidad de St Andrews. Y le ha gustado mucho esa experiencia. El público muy atento y agradecido. Al día siguiente, una charla con los estudiantes. La primera pregunta que hicieron, ya no a CELESTINA, sino a María Lourties fue: "¿Qué pasa cuando pasa usted de un texto con diferentes personajes al monólogo?" Con semejante pregunta, el intercambio fluyó de lo más lindo: una "escena" siempre conlleva un conflicto, algo que ganar _o perder_ y tensa el texto en pos de. El monólogo elimina la trascendencia, ya no hay qué ganar o perder, y se abren los caminos de la libertad. De hecho, tuvimos que interrumpir la charla porque se nos cerraba la universidad. La profesora me dijo al final algo que me llegó al alma y al corazón: me agradeció diciendo: es maravilloso, porque para ellos (refiriéndose a los estudiantes) este texto es eso, un texto, y más bien algo árido. Mientras que ahora, se ha vuelto algo lleno de vida y de pasión.

IDAIDAIDA sale por primera vez del C'est la vie. Ya os contaré cómo le ha ido,

Hasta pronto.

martes, 29 de octubre de 2013

UNA PROSA ES UNA PROSA ES UNA PROSA

UNA PROSA ES UNA PROSA ES UNA PROSA

A propósito de Ida Ida Ida, un montaje de María Lourties a partir de un texto de Gertrude Stein

Carlo Frabetti



    Se levanta el telón y vemos a una mujer sentada que dice un texto de Gertrude Stein en versión trilingüe. ¿Qué película es?
    La respuesta a esta adivinanza solo se puede averiguar -o vislumbrar- asistiendo al sorprendente montaje de María Lourties Ida Ida Ida; un espectador que, como yo, intente transmitir mediante meras palabras lo que presenció, solo puede dar algunas pistas y plantear nuevos acertijos. Lo cual no deja de ser paradójico, pues, a primera vista, el montaje de Lourties se compone de meras palabras dichas por una mujer -ella misma- que no se mueve de una silla, por lo que no debería ser difícil describir verbalmente un trabajo esencialmente verbal. Pero las palabras son dichas de una manera que a menudo linda con el recitado, la salmodia o la canción. Y no es del todo cierto que la intérprete no se mueva de la silla: sería más exacto decir que no se levanta, pues su rostro y su cuerpo vibran con la declamación del texto, que a veces acompasa con el pie, marcando el ritmo como un músico, pues música es también su recitado (re-citar: volver a citar), que empieza así: 

There was a baby born named Ida
Había nacido un bebé de nombre Ida
Un bébé était né appelé Ida
Its mother
Su madre
Sa mère
Held her with her hands to keep Ida from being born
Avait fait tout ce qu’elle pouvait pour la retenir
But when the time came Ida came
Mais voilà le temps venu Ida était là
And as Ida came with her came her twin
Avec elle vint sa jumelle
So there she was Ida-Ida

    Ida-Ida es Ida. Una (p)rosa es una (p)rosa es una (p)rosa. ¿Pura tautología, trivial ejercicio de obviedad? Sobre su verso más famoso, convertido en cita polivalente,  A rose is a rose is a rose (que, por cierto, empezó siendo una alusión a una mujer: Rose is a rose…), la propia Gertrude Stein dijo: “No soy tonta. Sé que en la vida cotidiana no solemos decir esto es esto es esto. No soy tonta, y pienso que con ese verso la rosa se hizo roja por primera vez en la historia de la poesía en inglés en cientos de años”.
    Como la rosa-rosa-rosa (que, como diría Borges, quiere ser la rosa), en el montaje de María Lourties la Ida de Gertrude Stein se triplica, y no solo lingüísticamente. En primer lugar, el trilingüismo del recitado, que a primera vista podría parecer caprichoso, remite al poliglotismo y la transculturalidad de Stein y de la propia Lourties, y se convierte en un eficaz instrumento dramático. Pero, además, el texto transita con toda naturalidad por el territorio de la música y se encarna en un contenido ejercicio de expresividad facial y corporal, que convierte una actuación casi inmóvil en una experiencia teatral de la mayor intensidad. El verbo se hace carne. Y viceversa.
    Se cuenta que, en su lecho de muerte, Gertrude Stein le preguntó a Alice Toklas, su compañera de toda una vida: “¿Cuál es la respuesta?”. Y al no obtener contestación dijo: “Entonces, ¿cuál es la pregunta?”. Y esa circularidad -o esencialidad- presente hasta el final en la obra y la vida de Gertrud Stein es también el eje de rotación del montaje de María Lourties, del que lo mejor -y lo más significativo- que se puede decir es que sin duda habría encantado a la propia autora del texto tanto como nos encantó (en ambos sentidos del término) a quienes tuvimos el privilegio de presenciarlo.

    La pregunta es la pregunta es la pregunta…

lunes, 6 de mayo de 2013

IDA IDA IDA



IDA IDA IDA


Voy a estrenar un nuevo montaje. El texto es de Gertrude Stein. He hecho una cosa rara como las que suelo hacer, ya me conoces, con las primeras páginas de una novela suya que se llama “IDA, A NOVEL”. Ha sido muy estimulante frecuentarlo durante todos esos meses de ensayos. Es que después de CELESTINA, mayor era el reto de encontrar con quien pasárselo bien. Y he dado en el clavo. Cuando lo leí por primera vez, hace tiempo ya, me había gustado mucho, seducido es la palabra. Cuando decidí intentar trabajarlo al principio del otoño, pues, no tenía nada claro que algo se pudiese hacer con el, y en tal caso ¿qué? Y, ya se sabe, caminante no hay camino se hace el camino al andar... de esta manera he llegado al estreno.
Stein decía que quería escribir como Picasso pintaba. Y creo que lo ha logrado, su texto es, al igual que los dibujos de Picasso tan sencillos, hechos de un solo trazo que uno los mira rapidito pensando bah, eso lo hace cualquiera... pero algo te agarra, no sabes qué, pero vuelves, y te detienes, vuelves a mirar y otra vez y ... aparece un mundo.
Comprobé, al ver una corta grabación de Stein en youtube, lo que ya sospechaba y es que ella trabaja mucho las sonoridades, los ritmos del idioma. Por supuesto, ella escribe en inglés. Opté pues, por trabajar ese texto de esta manera, sonoridades y ritmos. Pero no en inglés. Mi falta de dominio de ese idioma no me lo permite. Sin embargo, he conservado algunas cosas en inglés, las en que era tan evidente el peso semántico de los ritmos y sonoridades. Para el resto, me puse a traducir, buscando equivalencias. Y, noblesse oblige, me resultó mucho más fácil en francés. Conque decidí hacer el montaje en los tres idiomas: inglés (el original), castellano y francés (mis traducciones). Siendo el criterio de elección lo que mejor me sonaba.
Una anécdota: el otro día, hice un pase para los técnicos que me acompañan. E Isabel dijo que lo que más le había gustado eran las partes en francés. Siendo ese idioma el que menos entiende, por no decir que casi nada. Y me gustó. Porque, en primer lugar, soy consciente que las partes en francés son las más refinadas, siendo ese idioma el que mejor domino. Y, entonces, que Isabel lo haya percibido para mí significa que he logrado algo que quería y es proyectar que un idioma no SÓLO se entiende, comprende, percibe, recibe por la LITERALIDAD de las palabras sino por SONORIDADES, RITMOS, RESPIRACIONES.
De todo eso se desprende que lo que presento ya no sé muy bien qué es: no es teatro al uso, por supuesto; tampoco es un recital de poesía, para nada, menos aún una lectura dramatizada; ni es un concierto... creo que una propuesta de cómo proyectar un texto, sin apoyarse en el ropaje del personaje, del conflicto y del desenlace, en cierta manera algo diferente de todo lo que ya he hecho y sin embargo completamente alimentado y nutrido y sostenido por todo lo que he hecho hasta ahora.
Espero verte en el C’est la vie. Estreno el 3 de mayo y estaré todo el mes para empezar. De todas maneras, mandaré el anuncio.
María Lourties