Hola,
Nos vamos a Quito donde nuestro amigo León Sierra tiene un teatrillo bien bonito y nos ha invitado. Y estamos muy contentas.
CELESTINA ya ha viajado a Escocia el mes pasado, invitada por la Universidad de St Andrews. Y le ha gustado mucho esa experiencia. El público muy atento y agradecido. Al día siguiente, una charla con los estudiantes. La primera pregunta que hicieron, ya no a CELESTINA, sino a María Lourties fue: "¿Qué pasa cuando pasa usted de un texto con diferentes personajes al monólogo?" Con semejante pregunta, el intercambio fluyó de lo más lindo: una "escena" siempre conlleva un conflicto, algo que ganar _o perder_ y tensa el texto en pos de. El monólogo elimina la trascendencia, ya no hay qué ganar o perder, y se abren los caminos de la libertad. De hecho, tuvimos que interrumpir la charla porque se nos cerraba la universidad. La profesora me dijo al final algo que me llegó al alma y al corazón: me agradeció diciendo: es maravilloso, porque para ellos (refiriéndose a los estudiantes) este texto es eso, un texto, y más bien algo árido. Mientras que ahora, se ha vuelto algo lleno de vida y de pasión.
IDAIDAIDA sale por primera vez del C'est la vie. Ya os contaré cómo le ha ido,
Hasta pronto.
viernes, 22 de noviembre de 2013
martes, 29 de octubre de 2013
UNA PROSA ES UNA PROSA ES UNA PROSA
UNA PROSA ES UNA PROSA ES UNA
PROSA
A propósito de Ida
Ida Ida, un montaje de María Lourties a
partir de un texto de Gertrude Stein
Carlo Frabetti
Se levanta el telón y vemos a una mujer
sentada que dice un texto de Gertrude Stein en versión trilingüe. ¿Qué película
es?
La respuesta a esta adivinanza solo se
puede averiguar -o vislumbrar- asistiendo al sorprendente montaje de María
Lourties Ida Ida Ida; un espectador
que, como yo, intente transmitir mediante meras palabras lo que presenció, solo
puede dar algunas pistas y plantear nuevos acertijos. Lo cual no deja de ser
paradójico, pues, a primera vista, el montaje de Lourties se compone de meras palabras
dichas por una mujer -ella misma- que no se mueve de una silla, por lo que no
debería ser difícil describir verbalmente un trabajo esencialmente verbal. Pero
las palabras son dichas de una manera que a menudo linda con el recitado, la
salmodia o la canción. Y no es del todo cierto que la intérprete no se mueva de
la silla: sería más exacto decir que no se levanta, pues su rostro y su cuerpo
vibran con la declamación del texto, que a veces acompasa con el pie, marcando
el ritmo como un músico, pues música es también su recitado (re-citar: volver a
citar), que empieza así:
There was a baby born named
Ida
Había nacido un bebé de nombre Ida
Un bébé était né appelé Ida
Its mother
Su madre
Sa mère
Held her with her hands to
keep Ida from being born
Avait fait tout ce qu’elle
pouvait pour la retenir
But when the time came Ida
came
Mais voilà le temps venu Ida
était là
And as Ida came with her came
her twin
Avec elle vint sa jumelle
So there she was Ida-Ida
Ida-Ida es Ida. Una (p)rosa es una (p)rosa es una (p)rosa. ¿Pura
tautología, trivial ejercicio de obviedad? Sobre su verso más famoso,
convertido en cita polivalente, A rose is a rose is a rose (que, por
cierto, empezó siendo una alusión a una mujer: Rose is a rose…), la propia Gertrude Stein dijo: “No soy tonta. Sé
que en la vida cotidiana no solemos decir esto es esto es esto. No soy
tonta, y pienso que con ese verso la rosa se hizo roja por primera vez en la
historia de la poesía en inglés en cientos de años”.
Como la rosa-rosa-rosa (que, como diría
Borges, quiere ser la rosa), en el
montaje de María Lourties la Ida de Gertrude Stein se triplica, y no solo
lingüísticamente. En primer lugar, el trilingüismo del recitado, que a primera
vista podría parecer caprichoso, remite al poliglotismo y la transculturalidad
de Stein y de la propia Lourties, y se convierte en un eficaz instrumento
dramático. Pero, además, el texto transita con toda naturalidad por el
territorio de la música y se encarna en un contenido ejercicio de expresividad
facial y corporal, que convierte una actuación casi inmóvil en una experiencia
teatral de la mayor intensidad. El verbo se hace carne. Y viceversa.
Se cuenta que, en su lecho de muerte,
Gertrude Stein le preguntó a Alice Toklas, su compañera de toda una vida: “¿Cuál
es la respuesta?”. Y al no obtener contestación dijo: “Entonces, ¿cuál es la
pregunta?”. Y esa circularidad -o esencialidad- presente hasta el final en la
obra y la vida de Gertrud Stein es también el eje de rotación del montaje de
María Lourties, del que lo mejor -y lo más significativo- que se puede decir es
que sin duda habría encantado a la propia autora del texto tanto como nos
encantó (en ambos sentidos del término) a quienes tuvimos el privilegio de
presenciarlo.
La pregunta es la pregunta es la pregunta…
lunes, 6 de mayo de 2013
IDA IDA IDA
Voy a estrenar
un nuevo montaje. El texto es de Gertrude Stein. He hecho una cosa rara como
las que suelo hacer, ya me conoces, con las primeras páginas de una novela suya
que se llama “IDA, A NOVEL”. Ha sido muy estimulante frecuentarlo durante todos
esos meses de ensayos. Es que después de CELESTINA, mayor era el reto de
encontrar con quien pasárselo bien. Y he dado en el clavo. Cuando lo leí por
primera vez, hace tiempo ya, me había gustado mucho, seducido es la palabra.
Cuando decidí intentar trabajarlo al principio del otoño, pues, no tenía nada
claro que algo se pudiese hacer con el, y en tal caso ¿qué? Y, ya se sabe,
caminante no hay camino se hace el camino al andar... de esta manera he llegado
al estreno.
Stein decía
que quería escribir como Picasso pintaba. Y creo que lo ha logrado, su texto
es, al igual que los dibujos de Picasso tan sencillos, hechos de un solo trazo
que uno los mira rapidito pensando bah, eso lo hace cualquiera... pero algo te
agarra, no sabes qué, pero vuelves, y te detienes, vuelves a mirar y otra vez y
... aparece un mundo.
Comprobé, al
ver una corta grabación de Stein en youtube, lo que ya sospechaba y es que ella
trabaja mucho las sonoridades, los ritmos del idioma. Por supuesto, ella
escribe en inglés. Opté pues, por trabajar ese texto de esta manera,
sonoridades y ritmos. Pero no en inglés. Mi falta de dominio de ese idioma no
me lo permite. Sin embargo, he conservado algunas cosas en inglés, las en que
era tan evidente el peso semántico de los ritmos y sonoridades. Para el resto,
me puse a traducir, buscando equivalencias. Y, noblesse oblige, me resultó
mucho más fácil en francés. Conque decidí hacer el montaje en los tres idiomas:
inglés (el original), castellano y francés (mis traducciones). Siendo el
criterio de elección lo que mejor me sonaba.
Una anécdota:
el otro día, hice un pase para los técnicos que me acompañan. E Isabel dijo que
lo que más le había gustado eran las partes en francés. Siendo ese idioma el
que menos entiende, por no decir que casi nada. Y me gustó. Porque, en primer
lugar, soy consciente que las partes en francés son las más refinadas, siendo
ese idioma el que mejor domino. Y, entonces, que Isabel lo haya percibido para
mí significa que he logrado algo que quería y es proyectar que un idioma no SÓLO
se entiende, comprende, percibe, recibe por la LITERALIDAD de las palabras sino
por SONORIDADES, RITMOS, RESPIRACIONES.
De todo eso se
desprende que lo que presento ya no sé muy bien qué es: no es teatro al uso,
por supuesto; tampoco es un recital de poesía, para nada, menos aún una lectura
dramatizada; ni es un concierto... creo que una propuesta de cómo proyectar un
texto, sin apoyarse en el ropaje del personaje, del conflicto y del desenlace,
en cierta manera algo diferente de todo lo que ya he hecho y sin embargo
completamente alimentado y nutrido y sostenido por todo lo que he hecho hasta
ahora.
Espero verte
en el C’est la vie. Estreno el 3 de mayo y estaré todo el mes para empezar. De
todas maneras, mandaré el anuncio.
María Lourties
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