Viernes, 3 de abril
Hoy, día de sol y
viento. Esta mañana, fuimos andando al super con Lucía. Caminata
que nos ha sentado estupendamente. Hemos conversado, nos hemos reido,
ensanchando la distancia entre ambas cada vez que nos topamos con un
coche de policía … es curioso cómo cambian los comportamientos.
Hasta ahora, yo me cuidaba de la policía cuando estaba al volante;
ahora, cuando voy caminando … este llamado confinamiento está
evidenciando cuanto la autoridad, el autoritarismo va cobrando peso
en nuestras vidas.
Domingo, 5 de abril
Noche. Parece que
los días pasan volando en este encierro.
Ayer, nueva salida.
Una buena caminata hasta donde Coca. Ella vive arriba de la loma de
enfrente. Todo el camino va de subida. Una mañana soleada, en Quito
el sol es muy fuerte, ya lo saben, alcanza al cenit cada día y ¡oh
sorpresa! En ningún momento sentí que me faltaba el aire, cosa que,
antes del encierro, sucedía en cuanto caminara una cuadra. Sobre
todo al llegar al cruce de la 10 de agosto, una avenida con bastante
tráfico. Me acordé de la sensación que tuve del aire en Quito
cuando la conocí, hace 40 años. Un aire ligero, or la altura, pero
tan puro que daba gusto respirarlo. Sensación que casi casi había
olvidado.
Estuve caminando por
una parte de Quito que se ha vuelto muy … no sé cómo calificarla.
Pretende ser elegante, a mí sólo me parece huachafa como se dice en
Lima, hortera, pretenciosa y terriblemente banal: edificios muy altos
de vidrio y acero, restaurantes de moda, con diseño que podría ser
el mismo en cualquier parte del mundo, ese look que quiere combinar
lo “moderno” con lo “tipical”, hoteles de múltiples
estrellas, un Centro de Negocios que siempre me ha resultado de lo
más estúpido… normalmente, todo eso bulle de jóvenes de ternos y
corbatas, o de traje sastre y zapatos de tacón aguja, repeinados y
maquilladas. Ahora, sin los extras, parecía un decorado vacío,
puesta su inutilidad intrínseca en evidencia. Un mundo inútil, sí,
eso pensé, sentí, absolutamente inútil, fatuo, estúpido.
A la tarde, escuché
una entrevista a Bruno Latour que me ha dejado pensando mucho.
Argumenta de la
siguiente manera:
1- sería de verdad
muy lastimoso que no se aproveche esta crisis para emprender
definivamente el cambio de rumbo que se necesita urgentemente. Y que
si no se hace esto, dentro de 2 o 3 meses, nos encontraremos en una
situación peor de la que estábamos en enero, a saber, enfrentarnos
a la crisis que se nos viene encima, en cuya comparación esta del
covid 19 es apenas una picada de mosquito, la crisis del acabóse de
las condiciones que han permitido que vivamos en este planeta.
2- este covid 19 ha
logrado lo que NINGUN mandamás, ninguna institución internacional
(ONU, FMI, Banco Mundial, G7, 8, 9, etc.), ningún estado tiene el
poder de hacerlo: la parálisis casi total de la llamada economía,
en todo caso de la actividad productora. Las empresas que aún
funcionan lo hacen a mínima, las bolsas igual, la mitad de la
población mundial está confinada. (Acabo de leer un artículo en LA
VANGUARDIA me parece, no estoy segura pero poco importa, que cuenta
que con los precios actuales del petrolio las cias norteamericanas de
fracking y arenas bituminosas están, la unas ya en quiebra, las
otras en grande dificultades pues para ellas con un barril de menos
de 54 dólares pierden dinero; siempre según el artículo, sería
una maniobra conjunta de Arabia Saudi y de Rusia para hundirlas y
quedarse ellos con el mercado chino. Puede ser, no lo sé, en todo
caso el covid 19 con el bajón violento de la demanda de petrolio en
el mundo ha sido causa del posible hundimiento de las petroleras USA
que, en la última década cortaban el bacalao, lo cual parecía
imparable).
Volvamos a Latour:
su argumento es que no se puede desaprovechar esta situación,
absolutamente impensable hace un mes.
Y que, no teniendo
ni deseo de tomar decisiones tan drásticas ni siquiera poder de
hacerlo estamento alguno, la responsabilidad y el poder nos incumbe a
la gente de a pie.
¿Cómo?Pues, de la
misma manera que hemos cambiado drásticamente nuestros gestos más
cotideanos con la puesta en marcha de lo que se llama “las barreras
sociales”, quizas podríamos imaginar los “gestos barreras”
para no volver a la la situación de antes de la crisis.
Por ejemplo, empezar
a establecer la lista de lo que:
1- lo que sería de
detener;
2- lo que sería de
continuar;
3- lo que sería de
empezar.
Y, para comenzar,
establecer la lista de:
- lo que necesito
para vivir;
- lo que estoy
dispuesta a luchar para defenderlo.
Se me ha ocurrido
que necesito para vivir:
- aire, conque hay
que detener todo lo que me quita el aire; para comenzar, el tráfico
automotor en las ciudades, salvo por supuesto ambulancias, coches de
servicio, taxis. Mi caminata de ayer me ha aportado la prueba
fehaciente que así, se puede respirar. Si no, NO.
Luego, todas las
producciones no necesarias: ya lo estamos viendo.
Todo lo que tiene
que ver con el turismo, no digo los viajes, me gusta viajar y no sé
si lo necesito para vivir pero sí me es un aliciente importante para
vivir. Digo el turismo: los tours, todos, vuelos charters, cruceros,
fines de semana a la otra punta del cerro, al otro lado del mundo, 4
días de ensueño en París o New York o Shangai o lo que sea. Con
sus consecuencias directamente nefastas para mí, los dichosos
alquileres turísticos. A propósito, he leido en EL PAIS me parece
que los pisos turísticos de Madrid se están reconvirtiendo en pisos
de alquiler normales. También gracias al covid 19.
Que, tienen que
desaparecer ni sé cuantas cias de aviación. Por nuisibles e
inútiles.
En Europa, por lo
menos, todos los vuelos de menos de 2 horas deben ser sustituidos por
trenes rápidos y cómodos, con amplia oferta horaria.
El tráfico por
autobuses no puede exceder distancias cortas.
Y el tráfico de
mercancías por camiones, lo mismo.
-agua, es urgente
cancelar la extrema contaminación de rios, lagos, manatiales, en fin
de todo lo que es agua dulce, de tal manera que podamos volver a
beberla. Suspensión inmediata de los productos fitosanitarips,
glifosatos y demás; vuelta a una agricultura campesina, no sé mucho
de ello pero sí que hay gente que sabe, que lo está experimentando,
poyo total a ella y ampliación del sector. Lo mismo para la cria de
animales. Suspensión inmediata de todo lo que sabemos: pollos en
batería, cerdos, vacas lecheras monstruosas, terneras, ovejas y ni
sé cuanto más horrores que no pueden continuar porque son
devastadoras para todo el mundo: tierra, animales y humanos.
Y a mí, también
necesito el agua del mar: fin de los cruceros, ya lo he dicho, pero
también, fin de los enormes portacontenedores que se pasan
trasladando de un lado del mundo al otro ni sé cuantas cochinadas
inútiles y nocivas. No necesito cerezas australianas o chilenas para
navidad, tampoco camisetas made in China o en Turquía y un largo
etc. Es un absurdo insostenible ya.
Y basta para hoy.
Como podeis ver, tengo mucho trabajo por delante. Continuará.