domingo, 29 de marzo de 2020

Encierro en Quito 10

Ayer, me entró fiaca, como se dice en Argentina, pereza, desgana. Me dediqué a dar vueltas, salí con Lucía al supermercado, una cola no excesiva de gente pulcramente colocada a 1 metro y medio de distancia, la ventaja de la tercera edad que te exime de la misma, gente toda enmascarada que deambula en los corredores de la felicidad consumerista, manteniendo cuidadosamente la distancia llamada social, personal que cuida que así sea y que a la mínima te intima firmemente respetar las consignas, no sé, nunca me gustaron esos lugares pero ahora, definitivamente, me resultan odiosos.

Los logaritmos son geniales. Yo, nunca jamás se me pasó por la cabeza mirar una peli en el ordenador. Me gusta ir al cine, me gusta la pantalla grande, me gusta la oscuridad de la sala, me gusta SALIR de mi casa para IR a ver una peli. Pues bien: hace unos días atrás, empezó a aparecer en you tube, sin que yo haya pedido NADA, películas. Al principio, no presté la menor atención. Pero, andando el tiempo del encierro, me puse a mirar qué tal la oferta. Y ayer, en medio de mi pereza, pues me ví unos trailers de Ginger Rogers y Fred Astaire y, finalmente, me puse a BUSCAR y encontré una peli de René Clément, con Gérard Philipe (magnífico como de costumbre), MONSIEUR RIPOIS, la historia de un don juan de poca monta, que me había gustado mucho cuando la ví hace …. fúuuuuu como se dice aquí. Y la volví a disfrutar.

Esta mañan, amanecí más contenta, puse lavadora, fui a tender la ropa en la terraza, cosa que me gusta mucho, pedí prestada a mi amigo/vecino ANA KARENINA y ahora, pertrechada con el libro, me voy a dedicar a su lectura. No sé muy bien por qué me dió antojo de esa novela, creo que estoy asociando el encierro al que estoy sometida al encierro social (es el recuerdo que tengo de la novela) al que se ve sometida Ana Karenina por “estar viviendo en el pecado”.

El día está bonito. Los colibries vienen a picotear las orquídeas del balcón, orquídeas silvestres que crecen solitas en los montes de por aquí. Así es cómo se cuidan solas todo el tiempo que pasamos fuera de aquí.

Con el toque de queda desde las 2h de la tarde, la vida social y lúdica se está desplazando a las azoteas. Se las ve con gente tomando sus cervezas, niños jugando a la pelota, señoritas que pasean sus perritos … mientras la calle y el parque quedan rigurosamente desiertos.