sábado, 21 de marzo de 2020

Encierro en Quito 4

Tarde preciosa y fria. Luz extrañana, dorada, que fltra a través de nubes color acero. Viento helado.

Me siento algo tristona. Tal vez esté cansadita, mal dormida, sueños que no alcanzan a pesadillas pero sí pegajosos, desagradables, cierto desasosiego. Me desperté temprano, 5h30 y me quedé viendo amanecer gris, nublado, frio.

Salí hacer compras con Lucía. Al primer super que fuimos, nos topamos con una cola que amenazaba durar una buena hora. Gente alineada, de una en una, guardando la distancia de rigor de 1 metro, con mascarilla. Insólito. Cambio drástico de comportamiento en una ciudad donde la tendencia es a agolparse, pegarse los unos a los otros. Los quiteños se están haciendo japoneses a la velocidad del rayo.
Nos fuimos a otro, ninguna cola ni para entrar ni a las cajas. ¿Será cuestión de clase? El primero más popular, el segundo más clase media… Gel desinfectante al entrar, luego repartido en muchas partes, todo el mundo, o casi, con mascarilla. Empleados todos con guantes de goma y mascarillas. Poca gente.
La ciudad vacía, poquísimo tráfico. Años 40 o 50 tal vez, años del inicio del automovil.

El gatito que tenía instalado en la garganta como dicen los franceses, que sólo me abandonó cuando nos fuimos al Perú e, incluso, a Ciudad de México, se ha ido por completo. Es increible cómo ha cambiado el aire en Quito: en una semana, ya se respira estupendamente, lo que había sido absolutamente imposible hasta ahora.

La alcadesa de Guayaquil, de un día para otro, anuncia que está contaminada por el covid 19. Reacción de Coca y Lucia, cada una por su lado y sin haberse consultado. “Qué me lo voy a creer ! Miente alevosamente. Es lo único que encontró para que le tengan pena y para poder evadir cualquier entrevista, cualquier necesidad de dar explicaciones de su comportamiento absolutamente necio, impresentable.” De hecho, parece que va a tener problemas. A nivel nacional e internacional. No es para menos.

Ya ha caido la noche. Es hora de ponerse a escuchar algo de música. Mozart es el preferido. Sólo me da pena no poderle decir cuanto le quiero y agradezco.